"Décimo cuarto libro del año"
Este libro inconfundible
formó parte de un número mayor de libros que me regalaron hace unos meses.
Géneros variados. Era lo que menos me importó. Para un lector, que mejor que
recibir casi una veintena de libros de regalo.
Los cargué en el
auto y fui feliz durante toda la vuelta a casa. Acomodarlos en una de las estanterías
de mi humilde biblioteca fue otro momento de placer.
En fin, tardé un
tiempo en encarar esta lectura. Uno de los propósitos de este año era
adentrarme a los grandes clásicos. Así que acá estoy comentado uno muy grande.
Es interesante como
se originó la historia. Fue por medio de un juego. En sus comienzos Frankenstein
era solo un cuento. Cuento que Mary escribió una tarde en compañía de sus
amigos cuando se propusieron como juego inventar historias de terror para matar
el aburrimiento del campo.
Con el tiempo lógicamente
pasó de ser una breve historia para desarrollarse como novela en el formato que
conocemos actualmente.
Uno de los aspectos
que más me gustó fue como la autora incluye el formato carta y como juega con
los narradores. Alguien cuenta lo que otro le está contando. Luego cambia y el
narrador se transforma en primera persona. Muy interesante las variaciones.
A grandes rasgos uno
puede advertir de que acaba de leer una crítica bien explicita hacia la
humanidad y a sus miserias humanas.
Otro de los temas
que plantea, la mayor parte del libro, es la responsabilidad que le compete al científico
y a la ciencia toda, para con la sociedad.
¿Qué es lo correcto
y que es lo que traspasa la ética dejando de ser un servicio en función del
progreso?
El protagonista se
ve conflictuado, reflexionando permanentemente sobre sus conocimientos, el rumbo
que van tomando, qué resultados logra y pretende lograr a futuro.
Un punto a criticar podría
ser la reiteración de los pensamientos a los que se ve sometido el
protagonista. Se entiende que está atravesando momento de conflicto pero se
vuelve un tanto tedioso leer lo mismo dicho de varias maneras.
En fin, disfruté
mucho de esta historia.
Con el correr de los
clásicos voy entendiendo porque se vuelven indispensables tenerlos en haber.